Posiblemente, ya conozcas la importancia del abono para las plantas existentes en el hogar o en el jardín, y de seguro, que ya dispones de un amplio catálogo de productos fertilizantes idóneos para tu especie floral. Pero, ¿sabes con qué frecuencia hay que abonar las plantas? ¿Cuál es el momento más oportuno? ¿Y el más inoportuno? En este breve artículo te explicamos cuándo abonar tus plantas.
La importancia del abono
Ni las tierras naturales ni el sustrato de tiestos y macetas tienen nutrientes infinitos. Cuando sus vitaminas y minerales terminan, llega el momento de abonar las plantas.
Los macronutrientes primarios para sustentar el reino floral son el nitrógeno, el fósforo y el potasio, junto a varios elementos químicos más. Estas necesidades alimenticias dependen de cada especie vegetal, y en consecuencia, el nivel de consumo de cada una difiere.
Lo que está claro es que una vez se acaben los nutrientes naturales del sustrato, la planta no podrá seguir alimentándose.
Es entonces cuando se hace indispensable abonar.
La coyuntura ideal
Las plantas deben abonarse específicamente en su fase de desarrollo y antes de la germinación del capullo floral. Por regla general, este periodo de florecimiento coincide con las estaciones de primavera y verano, pero como siempre, la especie particular tiene la palabra final a este respecto.
Durante la etapa de crecimiento, se recomienda fertilizar la tierra cada siete o diez días. Conviene reducir la dosis de abono y aumentar la periodicidad, antes de esparcir grandes cantidades de fertilizante en plazos de tiempo mayores.
Cuándo no abonar una planta
Tan importante como conocer cuándo abonar una planta, es saber cuándo no hacerlo. Si se fertiliza el sustrato en el momento equivocado, las consecuencias pueden ser fatídicas para la especie vegetal.
Del mismo modo, en el que caso de que la tierra esté seca, hay que evitar el abono y proceder a un generoso riego. De no actuar así, el abono podría quemar las raíces secas de la planta.
Por regla general, tampoco se recomienda abonar en invierno, puesto que no suele ser la estación del florecimiento. Naturalmente, esta pauta no es válida para las especies que se desarrollan en estos meses.
Igual de importante es no fertilizar plantas que hayan enfermado. Se debe esperar a que la especie se recupere del achaque. Recordemos que el abono no es una medicina ni una cura, sino una reposición de alimento.
Conviene atender al estado de la planta para saber cuándo puede necesitar nuevos fertilizantes y nutrientes con los que alimentarse. Algunas de las siguientes consideraciones pueden ayudarnos:
- Si las hojas están amarillas
- Si las hojas se caen con cierta asiduidad
- Si la planta no crece con normalidad
- Si las flores que germinan son especialmente pequeñas
En estos casos, conviene preparar un abono extraordinario para enriquecer el sustrato y, de esta forma, alimentar la especie floral.
Esperamos haberos ayudado en la tarea de abonar una planta, un proceso sencillo donde lo más complicado radica en saber cuándo ejecutar la tarea. Como regla fundamental, basta con fertilizar la planta exclusivamente durante la temporada de crecimiento activo y siempre sin excederse.
Estaremos encantados de atender cualquier duda que os pueda surgir. ¡Mucha suerte con vuestras flores y plantas!
Artículos que te pueden interesar: