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Organiza tu propio funeral

Carmen siempre ha sido una joven madura para su edad, de carácter apacible con gran control sobre sí misma, generalmente tiene meditadas y reflexivas opiniones acerca de las cosas importantes, sus lógicos planteamientos te hacen pensar que no hay forma mejor y más sencilla de encarar la vida, es de esas personas a quien escuchas de forma activa, ya que su acertada visión es lo que le permite mantener esa tranquilidad que siempre transmite.

Asímismo goza de un gran sentido del humor, es extrovertida y tiene buenas amigas y amigos en muy distintos ámbitos, aunque últimamente se la ve algo triste y melancólica, no hace gala de sus brillantes ideas y habla poco.

Hace varias semanas, en sus últimos meses de universidad, allá por noviembre estando en un pub tomando una copa con sus compañeras y amigas de clase, Conchi, Marta y Marisa, se celebraba una fiesta de Haloween, gente disfrazada de zombies y muertos vivientes transitando con andares que intentaban simular muertos deformes andando a duras penas por las calles de la ciudad, asustando, o más bien intentándolo, a las gentes que allí se encontraban.

A raiz de ver aquello, a causa de la risa que les produjo el espectáculo y junto a alguna cerveza de más, empezaron a maquinar la idea de organizar un funeral en vida, celebrarían el de cada una de ellas, escucharían los comentarios y situaciones que se viven en semejante momento, pero con la ventaja de estar vivitas y coleando siendo protagonistas de su propio funeral.

El caso es que se pusieron de acuerdo y empezaron a pensar y a tomar nota de ideas para llevarlo a cabo, habrían de organizarlo todo, ataud incluido, convocar a familiares, amigos y seres queridos para que aquello tuviera credibilidad y extraer la esencia “simulada” del amargo y triste momento del fin de su existencia en su propia piel, que no era poco.

Un primo de Conchi trabajaba en una funeraria y se prestó a dejarles un ataud, el primer funeral sería el de Marisa, lo harían en una casa que un amigo habitualmente arrendaba y que en quel momento estaba vacía, sin inquilinos. Jose Ramón, un amigo de Carmen que trabajaba en floristería Telerosa llevaría las coronas de flores. A través de las redes sociales y de whatsapp, convocaron a familiares y amigos de Marisa para la celebración del funeral, su familia era bastante conservadora y algo seria, aun así aceptaron y fueron al evento, preferían pasar un mal trago, a estar ausentes.

Llegado el momento, Marisa se introdujo en el ataud, le pusieron los agasajos típicos mortuorios y la expusieron de cuerpo presente en el salón de la casa, rodeada de flores, vio desfilar a familiares y amigos dándose el pésame, los amigos hablaban de las bondades de Marisa, lo buena compañera que era y lo bien que había llevado su vida, era una pena su pérdida a tan temprana edad, pero claro, ya se sabe como  es la vida… Los familiares lamentaban no haberla visto más a menudo con lo joven que era. Su novio, entre lágrimas, se acercó y la dio un beso tierno confesándole su amor al oido. Fue un funeral solemne y algo más tranquilo de lo esperado, bastante convencional para lo que ellas querían, sirvió de calentamiento de lo que iba a venir.

El próximo sería diferente, era el de Conchi, un torbellino de energía y alegría, como toda su familia. Ella quiso que estuviera presente un grupo de rock de unos amigos para hacerle un homenaje musical en aquel día. Se preparó todo y se organizó el funeral de la dicharachera Conchi, ésta quiso un cortejo fúnebre desde su domicilio hasta la casa donde se celebraba el funeral, para lo cual se puso de acuerdo con su primo y lo convenció para que le llevaran dentro del ataud en el coche de la funeraria hasta la casa, así fue y casi le da un desmayo cuando cerraron el ataud con ella dentro, tuvieron que dejar una rendija para que pudiera respirar, aun así disfrutó del viaje pues le parecía algo morboso.

Una vez en la casa, expuesta en el salón dentro del ataud, se fueron acercando amigos dándo el pésame a los familiares, su madre se acercó y le dijo al oido lo orgullosa que siempre estuvo de ella, también le dijo lo mucho que le quería aunque no se lo dijera a menudo.  Luego se acercó una compañera de clase a confesarle que había estado liada con su novio, lo cual hizo que Conchi abriera los ojos y a punto estuvo de darle una bofetada, cuando vio  aparecer a su exnovio, que sin mediar palabra la dio un beso en los labios, diciendo que aún seguía enamorado de ella, con el consiguiente cabreo de Javi, su actual novio que atónito asistía a ese desagradable momento “encuentro exnovio”, tras lo cual se acercó violentamente para asestarle un puñetazo, pero en ese momento un fuerte estruendo irrupió en el salón, era la banda de rock que oportunamente empezaba a tocar y evitó lo que todos veían venir.

Hubo un cruce de rabiosas miradas entre Javi, el exnovio, Conchi y la amante del novio, pero la música hizo de catalizador, se habían servido bebidas y éstas hicieron su efecto, evitando la inminente pelea.

Acto seguido empezaron todos a bailar, incluso algunas amigas subieron junto al “féretro” dando saltos a ritmo de rock,  brindando con cava como vencedoras en un podium, a punto estuvieron de caer sobre el ataud con Conchi dentro. Ésta que llevaba tiempo moviendo los pies al ritmo de la música, no tuvo más remedio que salir y empezar a bailar con el resto en una extraña “fiesta de funeral” donde todos bailaban al ritmo de la música. La cosa terminó con la llamada de los vecinos a las fuerzas de orden público que terminaron cortando la velada, no antes de haber sido invitados a tomar una copa y participar en el evento.

Aquel funeral dejó algo de resaca y a punto estuvieron de cancelar el siguiente, el de Marta, pero viéndolo con perspectiva, se negaron y siguieron adelante, en el fondo había sido una experiencia divertida e irrepetible, y quedaban el de ella y el de Carmen, líder del grupo y quien tubo la curiosa idea.

Marta es una chica inteligente y pragmática, lleva sus ideas a cabo sin inmutarse, sin esfuerzo aparente, con cierta frialdad resultado de su claridad de pensamiento y convencimiento de lo que hace. Para el día de su funeral dejó escritas algunas frases que quiso que fueran leídas en voz alta en aquellos momentos delante de los asistentes.

Una vez en su funeral, y después de los primeros momentos de nervios e intercambios de pésames entre amigos y familiares, Marisa, por expreso deseo de Marta, se dispuso a leer el texto que Marta escribió y que venía a decir lo siguiente:

Queridos amigos y familiares, si estáis aquí es porque he muerto, las causas de mi muerte son irrelevantes, este es un camino que todos habremos de recorrer y llegado el momento no quiero dejar sufrimiento entre los presentes, me gustaría que cada uno de vosotros se acercara a mi lecho de muerte y me dijera al oído todo aquello que nunca se atrevió a decirme en vida, esto hará que me lleve un grato recuerdo al otro mundo, cualquiera que sea lo que tengais que decirme, pues todos sabéis de la veracidad en mis acciones y la sinceridad en mis hechos, y así quiero recibir el mensaje de los vuestros hacia mi persona, o lo que queda de ella en este momento.

Después de esto se miraron atónitos unos a otros y la primera en acercarse fue Carmen, quien al oído le dijo, te quiero mucho y siento una gran admiración por ti, eres mi mejor amiga, lamento no habértelo dicho nunca, pero quiero que lo sepas. Siguió su madre, quien le dijo, hija mía siempre fuiste mi segunda hija, siento haberte hecho de menos tantas veces ante tu hermana, sé que te diste cuenta que ella era mi preferida, pero lo necesitaba, siempre fue más débil y dependiente que tú, espero seas capaz de perdonarme, te quiero mucho. Siguió su profesor de idiomas, que le dijo, espero me perdones por aquellos turbios momentos que te ocasioné, pero estaba realmente enamorado de ti, tu determinación en la forma de aprender, la seguridad y ese encanto natural de tu poco frecuente sonrisa, pudieron conmigo, afortunadamente lo he superado y te respeto profundamente con admiración. Y así siguieron uno tras otro exponiendo sus sentimientos en lo que se convirtió en un funeral lleno de franqueza y emotividad, tanto fue así que todos salieron mejor personas de allí, con la sensación de haber compartido algo especial que cada uno a su manera llevaba dentro. Fue como una limpieza del espíritu, la cual les hizo convertirse en personas más auténticas, capaces de exteriorizar sus sentimientos echando fuera posibles resentimientos.

Quedaba el último funeral, el de Carmen, pero éste no llegó nunca a celebrarse, dos días antes de la fecha prevista, perdieron la vida su padre y su hermano en un desgraciado accidente de coche. Paradójicamente, su familia y amigos tuvieron que asistir al funeral, enviaron numerosas coronas de flores para mostrarle sus sinceras condolencias.

Esto le hizo recapacitar sobre todo lo que había acontecido en su vida últimamente, y como si nunca hubiera ocurrido sus amigas nunca volvieron hablar de aquello y continuaron sus vidas recobrando poco a poco la normalidad.

P.D.: Esta historia nada tiene que ver con la realidad, son cuentos de internet contados con humor para quitarle algo de solemnidad y miedo a la muerte, es un hecho imperturbable por el que todos sin excepción vamos a pasar. Tampoco queremos perderle el respeto que cada cual le otorga, pero sí añadir una nota alegre.

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